jueves, 31 de enero de 2013

Escrito Nº 14: Borde.


Introducción: El club de la pelea.

He estado pensando en Marla Singer, es cierto, y debo admitir que nunca dejé de hacerlo. Es que su mirada me perturba. Marla está entre dos mundos contrapuestos,  enquistados en una misma persona y esa persona no es ella. Se queda sin fuerzas pero puede influir en los cambios a su alrededor. Y aunque está sitiada trata de descifrar la ambivalencia, el temor  y la violencia. En el fondo Marla sabe que ha dado inicio a la dualidad y que también puede darle fin. Marla nos mira.



Escrito Nº 14: Borde. 

No es paleontología, son conchas que se eternizaron en la gran piedra para burlar al tiempo,
no es astronomía, son miles de luces lejanas en las que debemos delinear fantasías,
ni se trata de matemática, solamente es la suma y sucesión de botellas sobre la mesa,
no es mirar la incineración de la madera, sino reparar en las siluetas que se restriegan en el fuego,
no es un fenómeno atmosférico, todos sabemos que después de fumar la luna es roja,
y tampoco es la marea, es un mensajero que arrastra esperanzas embotelladas,
no es el viento del sur, son las voces de antiguas civilizaciones del agua,
y no son tus ojos, no lo son, sólo soy yo caminando por el borde de mi mente.


Alan de San Pedro.


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viernes, 25 de enero de 2013

Escrito Nº 13: Setas.

Introducción: Kalhil.

Es cierto, "la vida no se detiene ni retrocede en el ayer" don Kalhil, pero no sabe usted cuánto me vibra el vientre...

Escrito Nº 13: Setas.

Kreya cuando tenía seis años escribió: Los peces se rinden  en ganar en el hielo. En el rincón de las montañas de tierra hay una jirafa. De lejos empieza a mirar a sus hermosos y beyesos hijos y la jirafa enseguida empieza a mirar los hermosos ojos de sus bebes y entonces los ojos empezaron a temblar. Entre el costado de los ojos, agua. Entre sus hermosos y beyesos ojos. Es porque están empezando a llorar.

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Tal vez haya sido su primera pasión. Esa que queda grabada a fuego,  la que enseña el cuidado que debemos tener con ella pues posee una condición dual: promete aceites suaves y reconfortantes para la  piel pero en general también proporciona irritaciones, heridas y sus correspondientes cicatrices. Encanto y desdicha.
Kieven. Sala de cinco. Cuatro años. Fascinación, y por qué no amor que relucía en la mirada. En las miradas. Varias veces sorprendí al pequeño, a escondidas en su habitación, realizando envoltorios de regalo para la damita con el mejor papel que encontraba. Conteniendo  algún lápiz labial o figurita que oportunamente había hurtado a su hermana mayor. También confeccionando rústicos dibujos, muchos de ellos de una parejita. Muchos de ellos de una parejita tomada de la mano bajo un árbol repleto de manzanas. Manzanas rojas con forma de corazón. Todos conocemos esa variedad de la fruta.
Debo decir que en la reuniones o fiestas del Jardín de Infantes, hasta me resultaba incomodo intercambiar saludos con la madre de la pequeña en cuestión. Mambos de adulto.  Mientras tanto, ellos disfrutaban  con bailes, canciones, trenes y ojitos cómplices.
En la cotidianeidad suele hacerse referencia a un cambio de rumbo diciendo que es un punto de inflexión, cuando en realidad aquellos que ocasionalmente hemos hurgado algún libro de matemáticas sabemos que éste es un cambio de rumbo a medias ya que es solo un cambio  de concavidad, pero lo cierto es que hubo un día clave, y más que un punto de inflexión fue el momento en el que se atravesó el eje de simetría de la parábola. Cesaron los bailes, los regalos, los envoltorios, y las miradas. La magia se rompió.
 Pragmáticamente resiliente escribió su réquiem para el primer amor en silencio, con la mirada hacia un rincón.
Es desesperante ver triste a un hijo. Esperé la oportunidad de estar a solas con él y me acerqué, intentando ser referente de contención y fortaleza, y acudiendo a un guiño de  complicidad de género le pregunté por lo sucedido. Levantó su rostro tan lentamente que me dolió el pecho, y señalando con sus ojos una cicatriz hecha por un rasguño en la parte interna del antebrazo izquierdo, me respondió: - Ella me lastimó.

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Se acerca el 21 de diciembre de 2012, fecha clave según algunos interpretes de símbolos tallados  oportunamente por los  Mayas, quienes cuidadosamente han dejado ese legado a la civilización actual sabiendo que los apocalípticos del siglo 21 ayudados por la radio, la televisión y las nuevas tecnologías invadirían nuestras mentes generando una socio-psicosis medio en chanza, medio en serio sobre el inminente final de la civilización, explosión del planeta, cambio de paradigmas, arribo de extraterrestres,  inicio de una nueva etapa o lo que ocurriese primero.  La posibilidad de un cataclismo es real.
Mi pequeña mira televisión en  otro ambiente de la casa mientras yo, sumergido en la computadora, a pesar del inminente fin de la vida sobre la tierra, intento refaccionar y finalizar algunos escritos  inconclusos que superan ampliamente en número a los que he concluido. Tarea difícil cuando en vez de apretar las teclas comienzo a surfear en asociaciones libres que relacionan un pensamiento con otro o con algún recuerdo desde el cual salto a otra ola de razonamientos y luego a otro recuerdo que nuevamente me trasporta a alguna lectura, y de esta manera llego a un punto desde el que es imposible trazar el camino inverso, de retorno y por lo tanto establecer el punto de partida. Y así siguen ganando los inconclusos. Causalmente, inmerso en estas interminables asociaciones,  recordé que alguna vez en psicología leí que cuando nuestros padres mueren significa un duelo doble, pues además de la pérdida del ser querido es una aceptación del acercamiento a la muerte propia. Para graficar, vamos por la vida como en una cinta transportadora papando moscas hasta que nos damos cuenta que el que estaba más adelante ha llegado al final y ha caído, lo que significa que no lo veremos mas pero también que indefectiblemente nosotros vamos a caer y ya no hay nada que se anteponga. Fueron nuestros abuelos, serán nuestros padres y luego nosotros. Qué cosa la muerte, pienso.
Wayra, con sus explosivos ocho años, irrumpe con los ojos desorbitados  en mi habitación y en mi pensamiento y dice: - Papá, ¿sabías que todos vamos a morir?..
Silencio.


Alan de San Pedro.





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miércoles, 16 de enero de 2013

Escrito Nº 12: Sconcertato.


Escrito Nº 12: Sconcertato.


Deseo que encuentre el mapa, cruce el bosque, llegue al templo, descifre la clave, atraviese  montañas, bordee precipicios, desafíe peligros, recorra laberintos, ahuyente demonios, arribe a los portones de hierro de la fortaleza de los muros impenetrables y allí con la palabra mágica ingrese y me localice en su interior, endeble, encandilado, frágil, infantil,  maleable, disperso, inmovilizado, indefenso, débil, apenas erguido, desconcertado...


¿Y si encuentra el mapa, cruza el bosque, llega al templo, descifra la clave, atraviesa montañas, bordea precipicios, desafía peligros, recorre laberintos, ahuyenta demonios, y cuando arriba a los portones de hierro de la fortaleza de los muros impenetrables, con esa palabra mágica ingresa y me localiza en su interior, endeble, encandilado, frágil, infantil,  maleable, disperso, inmovilizado, indefenso, débil, apenas erguido?. 
Desconcertado...


Alan de San Pedro.



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martes, 11 de septiembre de 2012

Escrito Nº 11: Cáustica..


Introducción: delusione.


Rompiste los muros. Horadaste los cimientos. Oxidaste el molino. Arrancaste el techo. Y tengo frío. Destrozaste el establo. Salaste la tierra. Se secó lo verde.  El aljibe me traga y la neblina congela las vertebras. Escoria en la cama. Humedeciste las paredes. Roíste las frazadas. Y tengo frío. Nuestro perro ha muerto. Las cañerías chorrean. El patio se reduce. Los hierros impiden, las puertas se cierran. Y tengo frío, mucho frío. Me has decepcionado.


Escrito Nº 11: Cáustica.


Me arrastro en brasas,
el único sobreviviente,
sentenciado en la tierra de la sin razón,
falanges al aire,
burbujas en la piel
que estallan deliciosamente,
ardiendo, mientras me apago.

Mi sangre cáustica adquiere buen sabor esta noche,
y tengo suficiente ácido en el alma,
para carcomer a toda la galaxia,
pero he decidido comenzar con vos.

Sin amparo, sin expiación…
Amanece…
Sin refugio, sin redención…
Amanece, dicen, en algún lugar…

Alan de San Pedro.



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domingo, 3 de junio de 2012

Escrito Nº 10: Milenio.


Introducción: Una verdadera pena.

Me reservaré la descripción exhaustiva de los resplandeciente pixeles estelares que embellecían la noche. Asimismo el motivo de aquella ocasión, y por supuesto también resguardaré la pregunta que desató la tormenta, el vendaval que duró un segundo, un gesto, una mueca, un mohín, e inexplicablemente, misteriosamente se tornó infinito. En definitiva, quedará el enigma de lo que ocurrió y también de lo que no se resolvió, pues en ocasiones no es suficiente la duración de una vida humana para realizar todas las confirmaciones que uno desearía. Lo que se dice, una verdadera pena..


Escrito Nº 10: Milenio

Prisionero de un esclavo,
turbaciones de mi cuerpo,
no apaga la voz, el ansia,
la voluntad y el deseo.

Con repugnancia en la sangre
y deleite en el silencio,
se disfraza de nada al caos,
se corre apenas el velo.

Y adormecido, flotando,
cierro los ojos y veo,
la expresión de la utopía,

tu sonrisa de un milenio,
desperdiciada en el fango,
de los cerdos, de los ciegos.


Alan de San Pedro.



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miércoles, 9 de mayo de 2012

Escrito Nª 9: Laberinto.


Imtroducción:  

Espejando situaciones. Contextualizando pesquisas. Buscando caricias.  Acariciando reflejos. Reflejando fuegos. Encendiendo demencias. Enloqueciendo pérdidas. Derrochando vida. Viviendo de espaldas a la tierra. Enterrando alucinaciones. Engañando decoros. Recatando ímpetu. Forzando barreras. Atrincherando miedo. Temiendo caídas. Desplomado de cara al universo. Un laberinto. El laberinto. 6:43 am. Alan, frente al espejo.


Escrito Nª 9: Laberinto

Me afligió tu te extraño,
tu pulgar,
la imagen imprecisa grabada en vidrio cerebral,
tu mirada del otro día,
tu “no sé”,
el sentimiento difuso del resto transcurriendo,
sin percibir,
monumentos de seres desolados,
migajas para otros,
diferentes planos de un mismo laberinto,
aquel viernes por  la mañana,
esa muerte, 
esas vidas…

   
 Alan de San Pedro




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domingo, 15 de abril de 2012

Escrito N° 8: il pajarito..

Llueve y él reposa.
Lo llamé Nietzche por varias razones, pero además lo llamé de alguna manera  porque cada ser tiene derecho a un nombre; hasta él, huérfano pajarito desnudo.
Caído de entre los suyos como Lucifer, como Saratustra. Todos caemos indefectiblemente.
Lo alimenté, pero probablemente su sistema no estuviese totalmente desarrollado para soportar. Como todos –pensé-, como yo.
Y mientras se bombardean en algún lugar del mundo, él se envuelve con la tierra para ocultarse de nosotros.
Miro dentro del abismo, casi transfigurado, y la lluvia cae sobre la pequeña tumba. Dios ha muerto, Nietzche también.
Tal vez sea la última vez que llueva desde que Dios ha muerto.

Alan de San Pedro


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